viernes, 29 de julio de 2011

LA TOALLA

"Se va el caimán, se va el caimán, se va pa' la barranquilla..." Pero que buena noticia. El sotanillo tira la toalla. Roja, descolorida, millonaria, pestilente, acartonada, mortaja de las libertades. Pero no nos confiemos. La trampa es que los presupuestos generales no tocarán al candidato Pérez, el del caso Faisán, pero en cambio atarán de pies y manos al que le toque torearlos. Escoge el 20 de noviembre y no es casualidad; muere matando y de camino evita el puente del Todos los Santos en campaña. El muy lerdo, en su intento de lavar la cara a Pérez, se la está emborronando por minutos. Mientras el todavía Presidente Rodríguez larga que tira la toalla, el Ibex está subiendo. Brindis por todo lo alto por la caída de este mentecato. Hoy la Bulla tiene barra libreeeeee...

viernes, 15 de julio de 2011

AGOTADA

Es que me he quedado sin ideas, en dique seco, con muchas ideas pero todas paralizadas. No hay forma de dar un palo al agua. Después de un curso agotador me he quedado en stand by que dicen ahora los que estan à la page. Así que os propongo que cada cual hable de lo que quiera, que la lieis parda, que hagais las rondas que querais de lo que os apetezca pero ante todo sin hacer demasiado ruido. Y el último en salir, que apague la luz. (Atiza, Pianista, se aceptan crónicas desde Martha's Vineyard).

domingo, 10 de julio de 2011

LA CHISPI (I)

Andaba yo pensando lo buena que es nuestra cocina. Pero pasando por delante de un bar me fijo que tienen fotos de paella para que los guiris piquen y entren. Les clavan un congo por un arroz pasado con colorante artificial que los guiris riegan con café con leche y todos tan contentos. Así que matizo. Qué buena es nuestra cocina, pero la de nuestras casas. De nuestras madres, o abuelas. Y aquí entra en juego la Chispi. No, no es mi madre ni mi abuela. Pero una vez decidimos hacer una paella para sorprender a la familia. Y vaya si les sorprendimos. La vecina que tengo enfrente y de la que os he hablado otras veces (sí, hombre, la del Belén, la que despelleja a su maridos y a su yerno) me pasó la receta y la cazuela esa plana con asas inmensas. La Chispi y yo compramos los ingredientes y nos metimos en la cocina. Fuimos haciendo fotos a todo el proceso de la paella. Olía que alimentaba. Todo perfecto. Hasta que la tuvimos en el plato y le hincamos el diente. Los granos de arroz estaban más duros que si los hubiéramos dejados crudos. ¿Y todo por qué? Porque la Chispi no estuvo por lo que tenía que estar, no respetó los tiempos, iba a barullo y echó los ingredientes a puñados sin distinguir unos de otros, y además se pimpló tres martinis mientras cocinabamos. Luego, se leyó la receta. Y luego dijo que la receta estaba mal. Y la familia probó la paella, masticó a conciencia los granitos de arroz, se zampó el marisco y el pescado, dijo que no quería más arroz y pasó rápido al postre que, si no me falla la memoria, era helado comprado en el Mercadona, o sea, tiro asegurado. Resumiendo, que tengo ganas de comer paella pero que no sea ni precocinada, ni paella d'or, ni de bar de guiris. !Brindis por una buena paella y por los perdigones que coció la Chispi!

domingo, 3 de julio de 2011

LA RANA

Erase una vez un país de cuchufleta, con un principe muy delicado. Ese país era un paraíso fiscal y estaba lleno de casinos. También tenía un circo que dió mucho juego a una de las hermanas del príncipe. Y una vez al año celebraban un rallie, que como todo el mundo sabe, es lo más que puede tener un país serio. Pero justo al ladito del país de cuchufleta había otro país lleno de galos, anhelando que el principe no cambiara de acera, para que así no tuviera descendencia, y de esta manera poder anexionarse los casinos. Entonces el lobbi casinero va y le dice al príncipe "a ver, reina de las flores, a casarte ya". Como la alternativa era ponerse a trabajar, el príncipe se buscó una chica aparente e insulsa que no le mareara demasiado. Pero ahí es donde el cuento se pone feo. Porque en vez de convertirse la rana en príncipe, como en todos los cuentos, sucede lo contrario. Cuando la chica besa al príncipe comprueba que éste es una pedazo de rana que flipas. Un ranón, vaya. Y la novia que se quiere pirar. Tú dirás, de qué va a tragar con esa rana. Y que la persiguen al aeropuerto y no la dejan salir del país de cuchufleta porque sólo llevaba encima un billete de ida a otro continente. Así que no le queda más remedio que casarse. Cuando la novia entró en la Iglesia y vió al príncipe vestido de blanco como ella, se echó a llorar. Es rana, es rana, pensaba ella. Pero ya era demasiado tarde. Nadie sabe lo que está diciendo en esta foto la rana a la novia. Yo creo que le está pidiendo la polvera para ir a la toilette enseguida. Por aquí me dicen que le está pidiendo el velo un ratito. Lo mejor de la boda, la entrada triunfal de Sarko que, en nombre de todos los galos, estará riendose las tripas a propósito de toda esta mascarada. !Chupitos por MI Sarko!